La mayor parte de los padres tenemos claro que lo que verdaderamente enriquece a nuestro hijo durante su práctica deportiva son los valores que a lo largo de los años desarrolla como jugador y que transfiere y aporta a su vida diaria y personal. Independientemente de que también nos guste que nuestro hijo/a gane partidos y/o finales (algo indudable puesto que para eso compiten) lo que más valoramos en nuestros hijos es su capacidad de entrega, de lucha y de resistencia a lo largo del partido. Supeditamos la satisfacción que nos da el resultado final a cambio de un buen rendimiento por parte de nuestros hijos reflejado en el sudor y satisfacción de entrega postpartido.
Por lo tanto, hay dos axiomas (uno externo y otro interno) que perseguimos y que deseamos en nuestros hijos es:
1. El externo: "Quiero que mi hijo/a se entregue, luche y de todo lo que tiene para intentar conseguir aquello que desea (en este caso ganar el partido)".
2. El interno: "Si mi hijo/a se entrega, lucha y da todo lo que tiene el resultado final gane o pierda quedará en un segundo plano ya que el objetivo que depende de él está conseguido"
Pep Mari, jefe de psicología del CAR de Sant Cugat repite una frase en su twitter que reza "Los valores se maman".
El objetivo es que nuestros hijos mamen de nosotros, como padres, valores tales como entrega, lucha, sacrificio, darlo todo para conseguir un objetivo y por lo tanto hemos de hacer cosas que vayan encaminadas a que nuestros hijos/as mamen de nosotros dichos valores.
Yo soy un apasionado de las consecuencias. Todos mis jugadores tienen un plan de normas (que elaboramos conjuntamente entrenador, padres, jugador y coach) en el que establecemos cuales son las normas básicas que el jugador debe cumplir dentro y fuera de la pista y antes, durante y después del partido. El correcto cumplimiento de las normas tiene unas consecuencias positivas y el incorrecto incumplimiento de las normas unas consecuencias negativas. Considero esta herramienta imprescindible para el jugador en dos sentidos: 1. Aprende que casi siempre (la vida no siempre en justa) lo que le pasa (consecuencia) depende de él (de cumplir o no las normas) con lo cual tiende a generar hábitos de comportamiento que le acercan al objetivo. 2. Aprende que las normas no son siempre fáciles de cumplir pero que, al final, casi siempre tienen recompensa. Y que lo mismo pasa en los partidos. Si haces bien las cosas, casi siempre, tienes una recompensa, ya sea porque ganas el partido a tu rival o porque ganas "tu partido".
A la hora de elaborar las normas, a menudo, me encuentro con dos dificultades:
1. Los jugadores no suelen saber que pedir como consecuencia positiva. ¡lo tienen todo!
2. A los padres le cuesta aplicar las consecuencias negativas (que suelen ser quitarles temporalmente el móvil, el ordenador, la play station o aquello que se haya establecido) ya que sienten una empatía hacía el hijo disfuncional que les hace pensar que van a sufrir al aplicar la consecuencia o que su hijos van a pensar mal de ellos.
Estas dos dificultades están arraigadas en dos creencias más o menos generalizadas:
1. "No quiero que a mi hijo/a le falte de nada" Lo que nos lleva a comprarles muchas más cosas de las que necesitan y a menudo sin esfuerzo alguno.
2. "No quiero que mi hija sufra lo que yo sufrí" Lo que nos lleva a ceder ante cualquier resistencia emocional que nos presentan nuestros hijos/as. Nuestro deseo es evitar que nuestro hijo sufra así que cuando lo prevemos lo tendemos a evitar.
En más de una ocasión, hablando con padres a cerca de esta me han dicho: "Vicente ¿porqué perjudico a mi hijo? Al fin y al cabo le estoy haciendo más feliz. Le evito sufrimientos y además tiene todo lo que yo no tuve". Y no le falta razón, eso sería estupendo si luego en pista no le exigiéramos lo contrario.
Los valores se maman y de quien más se maman en de los padres. Por lo tanto el mensaje que enviemos al niño tiene que ser lo más claro y congruente posible.
Si en la vida real le evitamos todos los sufrimientos que podamos y le proveemos de todo lo que necesita sin llevar a cabo por ello ningún esfuerzo en conseguirlo no podemos pretender que cual "Mr Hyde" el niño se transforme en pista en un guerrero que acepta el reto de luchar la batalla del partido porque no es a lo que está acostumbrado. Es más, sabe que si patalea y protesta tiene muchas más opciones de conseguir de nosotros como padres lo que quiere sin necesidad de entregarse o darlo todo. Es decir les enseñamos un hábito concreto de proceder ante la frustración y la adversidad que su mente inconsciente acepta como hábito. Y la mente inconsciente no tiene ni idea de su nuestros hijos están en un supermercado, en la casa de la abuela o en una pista de tenis. Lo único que entiende es de hábito. Así que cuando hay la mínima frustración o dificultad en pista su respuesta natural suele ser la de protestar, enfadarse, tirar la raqueta...
Es cierto que cuando nuestros hijos no sufren son más felices. El problema es que nuestro hijos/as no están siempre con nosotros y luego les toca enfrentarse a un mundo real deportivo que si les hace sufrir y al que no está preparados y en el que no podemos intervenir. (No podemos jugar por ellos)
Hemos de empezar a tener en cuenta el valor educativo del "sufrimiento" del "si lo quieres te lo tendrás que ganar" del "había unas normas que conoces y no las has cumplido, lo siento pero te quedas X horas sin móvil aunque protestes"
No se trata de evitarles el sufrimiento de lo que se trata es de enseñarles a gestionar y superar el sufrimiento. Por que de ese sufrimiento nace la entrega, la paciencia, la lucha o el darlo todo por conseguirlo. Porque aprenden que lo bueno o malo que les pase, en buena parte, depende de ellos.
En solo una anécdota que ya he contado en alguna otra ocasión. Mis jugadores sueles llegar muy cansados de sus sesiones de entrenamiento y me piden sentarse en mis sesiones. Yo les digo que no ¿que porqué se deberían de sentar? Ellos dicen que porque están cansados y yo les digo que seguro que pueden aguantar toda la hora de pie. Y solo cuando objetivamente considero que merecen sentarse se lo permito pero ellos nunca saben cuando será. ¿Que quiero que aprendan con esto? Primero que si quieren algo tendrán que aguantar y sufrir un poco más todavía (esto es una transferencia perfecta para el partido) Segundo que si trabajan bien, se entregan y dan lo que tienen al final llega la recompensa (y se sientan. Esto es otra transferencia perfecta para el partido)
Tienes 5 maneras de fomentar y que mamen los valores de los dos axiomas que hablábamos al principio.
1. Por norma general no les de lo que pida a la primera. (El tío de Rafa le dijo a su hijo que decía tener sed que quizás era mejor esperar a casa. Que seguro que podría aguantar un poco más sin beber.)
2. No les soluciones la papeleta si puede hacerlo por sí solo. (Me refiero a cuestiones que ellos podrían resolver por si solos aunque les costara. La madre de El Langui (un cantante con parálisis cerebral) cuenta que lo que más le agradece a su madre es que no le ayudará nunca a hacer algo que el podía hacer aunque fuera con mucho esfuerzo como coger algo. ¡Se lo agradece hoy! en aquella época protestaba igual que lo hace tu hijo ahora)
3. No le evites los problemas. Enséñale cómo se superan y como se salen de ellos.
4. Revisa tu mensaje. Prohibido juzgar a la persona. Solo valoramos conductas y normas. Sé coherente con lo que dices. No les pidas unas cosas en un contexto y otras en otros contextos. Las normas ha de ser iguales en cualquier situación (casa, deportiva...)
5. Valora el rendimiento siempre por encima del resultado. Date cuenta de que cuando le comprar las cosas a la primera o le hablas de rankings, resultados etc, estás poniendo el foco de atención en el resultado y no en el rendimiento. Háblale de la importancia que tienen las tareas que tiene que hacer para conseguir lo que quiere, de su esfuerzo en pista, de su rendimiento y de lo orgulloso/a que estás de su trabajo (independientemente del resultado)
